“La actuación es una actividad en la que hay un alto grado de desocupación en todos los tiempos y lugares. La idea es que logremos que cualquier actor que quiera trabajar pueda hacer una obra o filmar una película donde sea, y para eso trabajamos”, sostuvo Alejandra Darín.

La presidenta nacional de la Asociación Argentina de Actores estuvo en Tucumán para participar de reuniones y actos de la delegación local, que lidera Jaime Mamaní. En una entrevista con LA GACETA, la actriz reivindicó la importancia de fomentar políticas culturales. “Para que, de a poco, la sociedad empiece a entender que es importante la cultura, que es algo que nos pertenece a todos y que comience a hacerse cargo de ella”, argumentó Darín.

Identificada con el kirchnerismo, la actriz aclaró que no le preocupa el cambio de color político nacional. “Sí me aflige la falta de diálogo de parte de los más fuertes. Me baso en algunas experiencias que tuve con autoridades de la Ciudad de Buenos Aires, como el conflicto en la Sala Alberdi del complejo San Martín en 2013, cuando no había ningún funcionario para hablar pero sí ocho patovicas; los recortes en cargos docentes artísticos, o el cierre de los talleres de escenografía y vestuario del teatro San Martín y de varios espacios culturales. Va a ser difícil, pero también te pone a redoblar esfuerzos”, sostuvo.

- ¿Cómo está la actividad ?

- Observamos un decrecimiento de la ficción en televisión. Hemos pasado etapas en que había varios programas en los canales de aire de la Capital Federal, que era un hervidero de trabajo, pero ahora se ha perdido mucho.

- En la TV Pública hay bastante ficción. ¿Es un refugio?

- Ha ido creciendo y ahí podemos ver de manera notable cómo el Estado interviene para compensar los desequilibrios de los sectores privados, cuando a los empresarios les conviene traer una lata de Turquía a U$S 1.500 que producir algo acá.

- ¿Qué pasa en cine y en teatro?

- Estamos muy bien considerados en todo el mundo. Viene muchísima gente de Latinoamérica o de Europa a estudiar acá y hay maestros argentinos en todo el mundo, y les va muy bien. El cine tuvo un amplio respaldo en todo este tiempo, y hubo una devolución concreta. En teatro siempre se habla de alto nivel, pero aclaro algo: la importancia del teatro está sostenida por los actores que trabajan en las obras, en cooperativas, de manera independiente y sin ganar un peso. Llegó el momento de reconocer que la calidad está intrínsecamente relacionada con la pasión de los actores.

- Y la mera pasión no es económicamente rentable...

- Cobran los técnicos, las salas, los que hacen prensa, los músicos, y todo eso está muy bien y es justo, pero el actor queda relegado al último lugar por su afán de mostrarse y de contar una historia, en cualquier punto del país. Muchísimas veces tienen otro trabajo para subsistir.

- En ese sentido, ¿qué impacto tiene la Ley Nacional del Actor?

- No es una dádiva ni un regalo: es el reconocimiento de una lucha de muchísimas décadas. La norma llegó dos veces al Congreso, en 2007 y 2009, y no pasó la puerta, porque hubo lobby de los empresarios para que no se la apruebe. Ahora logramos que se la sancione con el voto unánime de todas las bancadas, en Diputados y en el Senado. La mayoría somos trabajadores que tenemos que vivir de salto en salto; pero estamos en relación de dependencia cuando hay una empresa o un patrón de otro lado, y va a llegar un día en que encontremos la manera de que una parte de lo que ganemos contribuya y sea un aporte jubilatorio, incluyendo las cooperativas. El marco legal es un paso fundamental y se debe seguir trabajando para reafirmar lo logrado y conseguir más.

- ¿Estás de acuerdo con los subsidios estatales a los grupos?

- Cuando se aplican políticas tendientes a equilibrar situaciones, a sostener a estos grupos genuinamente y de una manera justa, lo que se hace desde el Estado es seguir manteniendo el nivel alcanzado y tratar de elevarlo. El 50% del teatro es lo que nosotros ponemos, y el otro 50% es lo que pone el público al estar en la sala para ver una obra.

- ¿Sólo es un tema económico?

- Todos somos responsables de lo que pasa y constructores de nuestra sociedad, no hay que tirar tanto la pelota hacia afuera. Lo que criticamos es también un reflejo de lo que hacemos. No conozco a nadie impoluto, absolutamente fuera de las cosas que criticamos con mucha dureza. Es el momento de ponerse a hacer, de trabajar duro, de involucrarse, de ser crudos y de no subirse a ningún banquito.

- ¿Cómo se supera la crisis en el Instituto Nacional de Teatro?

- Es una situación difícil que debe zanjar la misma gente del INT. Se necesita transparencia y las cosas claras, porque no puede haber grupúsculos en ningún organismo. Hay gente que está desde hace mucho tiempo y está mal: hay que renovar los cargos y se debe dar cuenta de los gastos en términos breves y con rendiciones de cuentas prontas.